"Así el Amor es más intratable y más tirano para los corazones rebeldes que con aquellos que reconocen su imperio"
Las paredes de la escuela estaban plagadas con carteles y afiches de colores chillones con brillantinas y fotografías de las otras dos candidatas para ser coronadas como la reina del baile. Niall no podía caminar de la vergüenza que sentía.
Si antes tenía la mirada de la mitad de la escuela sobre él sólo porque comenzó a hablar con Casey, ahora parecían tener visión ultravioleta y mirar bajo su ropa. Cada movimiento que hacia era analizado, cada palabra que decía era escuchada, odiaba ser el centro de atención. Lo peor de todo es que ahora nadie fingía hacer algo más interesante, no disimulaban. Como si la candidatura de Casey significara una nueva era. Como si eso le ablandara el corazón y de un día para otra se convirtiera en una chica dulce y amable con el mundo.
Niall no supo que le asqueaba más, la idea de una Casey distinta a la que conocía o la insinuación que le hacían los demás al creer que era novio de ella.
Liam no podía estar más de acuerdo con él.
Después de que Louis le diera la noticia, Casey envió a Liam a ver como estaban las cosas en la escuela. A los chicos también se los pidió, Niall no se hizo de rrogar ni por un segundo, estaba encantado que ella confiara en él. Pero Liam podía ver y escuchar cosas que los otros no.
Niall entró a su clase de química, acompañado de Liam. No era divertido ver como el rubio se llevaba la atención que debería estar dirigida a su amiga, pero era su culpa también que hayan suspendido a Casey. Si tan solo se hubiese controlado un minuto más, no habría tocado a Niall para que se desmayara.
—Estúpido Niall, ¿crees que puedes robarme a Casey? No lo harás, ella es mía, es mi amiga desde antes que llegaras, desde hace años… —refunfuñaba Liam en un rincón de la sala.
La clase era una tortura, Liam no podía entender nada de nada. Niall estaba en las mismas, sin Casey para que le explicara que era una reacción ácido-base estaba perdido.
Liam no paró de molestar en toda la hora, botaba los lápices de los demás, le corría la silla para que se cayeran cuando se paraban, borraba las cosas que el profesor escribía. No era tan malo ser invisible.
Cuando se aburrió de atemorizar a la clase, se dijo que era hora de ponerse a investigar. Casey le había dicho que sospechaba que Dylan estaba detrás de todo esto. Lo recordaba: alto, fornido, cabello ondulado y negro, hombros anchos, nariz torcida, ojos azules. El prototipo de chico galán-patán que en una escuela no podía faltar. Se preguntaba que habría hecho Casey para que ese idiota se empeñara en hacerle la vida imposible, sólo sabía que la había tomado desprevenida y que le cortó el cabello a la fuerza. Ahora Casey se encontraba a un kilómetro de la escuela, durmiendo cómodamente en su cama pero con la imagen de Niall en su cabeza. Le desagradaba cuando Casey se ponía a pensar en Niall. Al menos se encontraba lejos y no podría regañarlo por lo que le haría este día a Dylan.
Venganza número uno: Dylan.
—Niall, escuché que Casey está como candidata para ser la reina del baile, ¿por qué? —le preguntó una chica castaña a Niall.
Era Mel, la chica que pensó podría ser amiga de Casey.
Estaba harto de preguntas relacionadas con eso, le exasperaba oír como hablaban sobre ella.
—¿Y por qué debería saberlo yo? —le dijo Niall. Mel lo miró confundida, pensando si decirle o no la razón.
—…Bueno, porque son novios, obviamente.
Si hubiese dicho otra cosa, se habría levantado y saldría de la sala hecho una furia, pero el comentario de Mel lo dejó reflexionando.
Toda la escuela creía que eran novios y él no hacía nada para deshacer el rumor. Seguramente cuando Casey volviera a la escuela lo mataría por no haber hecho nada al respecto. Sin embargo, una sonrisa se formó en el rostro de Niall.
Los rumores no se creaban solos, alguien los divulgaba. Hace dos semanas cuando recién se esparcía la voz, Casey hizo que se detuvieran al instante. Pero ahora volvían a renacer de la cenizas, y la única persona que había dicho que era Casey era novia de Niall era…
—Sí, Mel. Porque somos novios —repitió el rubio. Mel lo miró asustada, una sonrisa boba crecía en los labios de Niall y no dejaba de asentir con la cabeza.
—Ok, si quieres no me respondas —le dijo ella y se apartó.
El timbre sonó y corrió a juntarse con sus amigos. Tenía que contarles sobre la conclusión que había sacado.
Los encontró sentados en el banco de siempre, frente al campo de fútbol.
—¡Chicos, adivinen! —exclamó cuando se sentó entre ellos.
—¿Ya tienes el nuevo cd de Justin Bieber? —le preguntó Harry.
—¿Estás embarazado? —inquirió Louis.
—¿Me amas? —terminó por decir Zayn.
—Sí, no y sí —les contestó Niall—. Pero no es eso.
—Entonces… —le incitó a continuar Harry.
—Casey es mi novia.
La exclamación no se hizo esperar.
—¿Cuándo sucedió eso? A que fue ayer, cuando los dejamos solos —Zayn estaba emocionado.
—En realidad, somos novios, pero ella no lo sabe —los tres chicos se callaron, no entendían que quería decir Niall con eso. Eran novios, pero no lo sabían ¿Qué clase de relación era esa? —. Se los explico: Se corre el rumor de que somos novios, toda la escuela lo cree y me di cuenta de que no podía hacer nada para detenerlo. Además, la persona que comenzó con el rumor fue la misma Casey.
—Ajá, ¿y tú quieres que nosotros te creamos? —dijo Louis con evidente sarcasmo.
—Por supuesto, ustedes son mis amigos. Casey le dijo a la enfermera el día que me desmayé que ella era mi novia. Lo dijo para que la dejara entrar, pero estoy casi seguro que la enfermera lo comentó por ahí y alguien la escuchó.
Ahí sí le creían, su teoría era razonable, aunque aún le encontraban cierto fallo a lo que les decía Niall.
—¿Y qué harás cuando Casey se entere? —le preguntó Louis.
—Nada, porque esta tarde le pediré que sea mi novia.
Zayn se atoró y tuvo que respirar despacio para no volverse a ahogar.
—¿Tú harás qué?
Niall no estaba de humor para repetirlo de nuevo, así que se levantó del banco y se apartó sin decir ni una palabra más. Si sus amigos no creían en él, los sorprendería cuando llegara de la mano de Casey.
(…)
No había hecho nada productivo en el día. Por la mañana, Niall le había enviado un mensaje diciendo que la iría a visitar otra vez en la tarde para llevarle los deberes. No mencionó nada extraño sobre desmayarse, así que suponía que Liam se estaba controlando para no hacerle nada. O simplemente estaba investigando, ignorando la presencia del rubio en el mismo establecimiento.
Se sentía raro saber que Niall posiblemente estaría pensando en ella en ese momento, porque ella no dejaba de pensar en él en todo el día. Trataba de aparentar que no le sucedía nada, que la corteza de frialdad seguía allí. Pero no se podía engañar, la dulzura de Niall la estaba volviendo loca.
Agradecía estar sola, Liam la estaba desesperando un poco rondando de aquí para allá sin parar de quejarse, diría que hasta le resultaba molesta su compañía. Pero no lo haría, seguro que sólo estaba molesto por lo de Niall.
En la tarde, cuando sonó el timbre de su casa, esperó ver a los chicos reunidos frente a ella u ocultos otra vez entre los arbustos, mas lo único que vio fue el resplandor de los ojos más hermosos del mundo.
—¿Y los demás? —le preguntó, dejándolo entrar.
—Vine solo, ¿te molesta? —Casey negó con la cabeza y cerró la puerta.
Era la primera vez que se sentía tan nerviosa junto a Niall, intentó que la indiferencia volviera a ella, que demostrara que nada la afectaba. Sin embargo, no lo consiguió. Ya sabía que le gustaba a Niall y él ya sabía que a ella también.
—¿Y? ¿Dónde están los deberes? —inquirió, con una risa tonta.
—Aquí… —sacó tres cuadernos de su mochila y se los entregó a Casey. Después de eso se sentaron en el sofá y se quedaron en silencio.
No sabían que decir, los nervios les jugaban en contra.
—¿Cómo va eso de la candidatura?
—Aún no he descubierto nada —ella asintió y el silencio volvió a reinar.
“Esto es tan estúpido, parecemos los típicos adolescentes enamorados y nerviosos” pensó Casey.
Empezaba a extrañar los comentarios sarcásticos de Liam, también su capacidad para hacer que Niall se desmayara en situaciones incómodas.
—¿Ya tienes el vestido para el baile? —Casey se sonrojó al escucharlo. Después de que se confesaran y que le dijera que iría al baile con Louis, Niall le dio un sermón de media hora para convencerla de que al menos bailara una canción con él, aunque fuera sólo una.
Ahora, Niall venía dispuesto a conseguir que las bailara todas con él.
—¿Cómo están los chicos?
—Bien —se limitó a decir el rubio. Miraba con atención los labios de Casey, tenía que hacerlo de una vez por todas.
—Que bue… —y antes de poder terminar la frase, Niall la besó.
Fue suave y dulce, casi irreal. Casey saboreó los labios de Niall por primera vez y decidió que le encantaba. No se separaron hasta que comenzó a faltarles el aire, se alejaron unos pocos centímetros, cada uno con una sonrisa.
Niall no estaba acostumbrado a ver a Casey vulnerable, pero en ese momento la ternura que le provocaba las mejillas sonrojadas y la mirada avergonzada de ella hacia que la quisiera todavía más.
—¿A qué vino eso? —le preguntó ella cuando logró normalizar su respiración.
—Sólo quise besarte —ella asintió y miró hacia otro lado, evitando encontrarse con los ojos de Niall.
—Entonces… venías a dejarme sólo los deberes ¿no?
—Si quieres puedo venir a dejártelos todos los días, no tengo ningún problema —Niall se acomodó en el sofá, acostándose en toda la extensión de este y colocando los pies sobre las piernas de Casey.
—Creo que eso no me molestaría —le contestó ella. Apartó los pies de Niall de un manotazo y se puso de pie—. La visita se terminó, ya puedes irte.
—Aún no acabo.
—Pues yo sí.
No sabía de dónde, pero había recobrado la cordura otra vez.
Había besado a Niall. Se besaron.
El hormigueo en su estómago y en sus labios aún no cesaba y si Niall no desparecía pronto de su vista, caería nuevamente en el lado tierno e irracional de su mente.
—Vamos, Niall. De pie —insistió ella.
—De acuerdo, ayúdame —le dijo él, alzando un brazo para que lo ayudara a ponerse de pie. Ella lo sujetó, pero antes de darse cuenta, Niall la tiró sobre si mismo y ella cayó sobre su pecho.
—¿Qué haces, tonto? —se quejó ella, intentando levantarse. Niall no la dejó y la abrazó para que no pudiera escapar.
Se rio del débil forcejeó que hacía Casey, ¿se suponía que esa era la chica a la que toda la escuela le temía, a la que él temió? ¿Esa hermosa y tierna chica que lo volvía loco?
—No te soltaré hasta que me beses —estaba preparado para recibir una bofetada que lo haría reír, pero en vez de eso consiguió lo que impuso.
Casey dejó de moverse y lo besó con los ojos cerrados, esta vez haciendo que el beso durara más y que fuera más intenso. Pudo sentir la acalorada respiración de Niall, la forma en que el abrazo que la mantenía prisionera se convertía en una caricia sobre su espalda. Todo en Niall le gustaba, desde sus ojos hasta sus manos, la forma en que hablaba y su risa, la manera en que la miraba y sus besos.
Cuando sintió las manos de Niall sujetarla de la cintura, ella puso las suyas sobre su pecho. Estar acostados en el sofá hacia las cosas más fáciles, como el poder recargarse sobre Niall hasta desaparecer toda la distancia que existía entre ellos.
Niall la sujetaba cada vez con más fuerza, como si tuviera miedo de que ella se desvaneciera. De repente, una oleada de calor los embargó. No tenía nada que ver con el calor de verano que tenían ese día, era un calor distinto que desprendían sus cuerpos, algo que los impulsaba a seguir besándose y que los obligaba a mantener el contacto.
Niall quería tocar su piel, esa idea despertó en su cuerpo y en sus manos y no podía hacer nada para detenerla. Antes de poder pensar en ello y recapacitar, ya tenía sus manos bajo la camiseta de Casey, acariciando la piel de su espalda.
Casey estaba igual, pero ella se reprimía un poco más. Sin embargo, cuando sus manos comenzaron a bajar inconscientemente hasta el pantalón de Niall, escucharon que alguien gritaba.
—¿Qué demonios están haciendo?
Las paredes de la escuela estaban plagadas con carteles y afiches de colores chillones con brillantinas y fotografías de las otras dos candidatas para ser coronadas como la reina del baile. Niall no podía caminar de la vergüenza que sentía.
Si antes tenía la mirada de la mitad de la escuela sobre él sólo porque comenzó a hablar con Casey, ahora parecían tener visión ultravioleta y mirar bajo su ropa. Cada movimiento que hacia era analizado, cada palabra que decía era escuchada, odiaba ser el centro de atención. Lo peor de todo es que ahora nadie fingía hacer algo más interesante, no disimulaban. Como si la candidatura de Casey significara una nueva era. Como si eso le ablandara el corazón y de un día para otra se convirtiera en una chica dulce y amable con el mundo.
Niall no supo que le asqueaba más, la idea de una Casey distinta a la que conocía o la insinuación que le hacían los demás al creer que era novio de ella.
Liam no podía estar más de acuerdo con él.
Después de que Louis le diera la noticia, Casey envió a Liam a ver como estaban las cosas en la escuela. A los chicos también se los pidió, Niall no se hizo de rrogar ni por un segundo, estaba encantado que ella confiara en él. Pero Liam podía ver y escuchar cosas que los otros no.
Niall entró a su clase de química, acompañado de Liam. No era divertido ver como el rubio se llevaba la atención que debería estar dirigida a su amiga, pero era su culpa también que hayan suspendido a Casey. Si tan solo se hubiese controlado un minuto más, no habría tocado a Niall para que se desmayara.
—Estúpido Niall, ¿crees que puedes robarme a Casey? No lo harás, ella es mía, es mi amiga desde antes que llegaras, desde hace años… —refunfuñaba Liam en un rincón de la sala.
La clase era una tortura, Liam no podía entender nada de nada. Niall estaba en las mismas, sin Casey para que le explicara que era una reacción ácido-base estaba perdido.
Liam no paró de molestar en toda la hora, botaba los lápices de los demás, le corría la silla para que se cayeran cuando se paraban, borraba las cosas que el profesor escribía. No era tan malo ser invisible.
Cuando se aburrió de atemorizar a la clase, se dijo que era hora de ponerse a investigar. Casey le había dicho que sospechaba que Dylan estaba detrás de todo esto. Lo recordaba: alto, fornido, cabello ondulado y negro, hombros anchos, nariz torcida, ojos azules. El prototipo de chico galán-patán que en una escuela no podía faltar. Se preguntaba que habría hecho Casey para que ese idiota se empeñara en hacerle la vida imposible, sólo sabía que la había tomado desprevenida y que le cortó el cabello a la fuerza. Ahora Casey se encontraba a un kilómetro de la escuela, durmiendo cómodamente en su cama pero con la imagen de Niall en su cabeza. Le desagradaba cuando Casey se ponía a pensar en Niall. Al menos se encontraba lejos y no podría regañarlo por lo que le haría este día a Dylan.
Venganza número uno: Dylan.
—Niall, escuché que Casey está como candidata para ser la reina del baile, ¿por qué? —le preguntó una chica castaña a Niall.
Era Mel, la chica que pensó podría ser amiga de Casey.
Estaba harto de preguntas relacionadas con eso, le exasperaba oír como hablaban sobre ella.
—¿Y por qué debería saberlo yo? —le dijo Niall. Mel lo miró confundida, pensando si decirle o no la razón.
—…Bueno, porque son novios, obviamente.
Si hubiese dicho otra cosa, se habría levantado y saldría de la sala hecho una furia, pero el comentario de Mel lo dejó reflexionando.
Toda la escuela creía que eran novios y él no hacía nada para deshacer el rumor. Seguramente cuando Casey volviera a la escuela lo mataría por no haber hecho nada al respecto. Sin embargo, una sonrisa se formó en el rostro de Niall.
Los rumores no se creaban solos, alguien los divulgaba. Hace dos semanas cuando recién se esparcía la voz, Casey hizo que se detuvieran al instante. Pero ahora volvían a renacer de la cenizas, y la única persona que había dicho que era Casey era novia de Niall era…
—Sí, Mel. Porque somos novios —repitió el rubio. Mel lo miró asustada, una sonrisa boba crecía en los labios de Niall y no dejaba de asentir con la cabeza.
—Ok, si quieres no me respondas —le dijo ella y se apartó.
El timbre sonó y corrió a juntarse con sus amigos. Tenía que contarles sobre la conclusión que había sacado.
Los encontró sentados en el banco de siempre, frente al campo de fútbol.
—¡Chicos, adivinen! —exclamó cuando se sentó entre ellos.
—¿Ya tienes el nuevo cd de Justin Bieber? —le preguntó Harry.
—¿Estás embarazado? —inquirió Louis.
—¿Me amas? —terminó por decir Zayn.
—Sí, no y sí —les contestó Niall—. Pero no es eso.
—Entonces… —le incitó a continuar Harry.
—Casey es mi novia.
La exclamación no se hizo esperar.
—¿Cuándo sucedió eso? A que fue ayer, cuando los dejamos solos —Zayn estaba emocionado.
—En realidad, somos novios, pero ella no lo sabe —los tres chicos se callaron, no entendían que quería decir Niall con eso. Eran novios, pero no lo sabían ¿Qué clase de relación era esa? —. Se los explico: Se corre el rumor de que somos novios, toda la escuela lo cree y me di cuenta de que no podía hacer nada para detenerlo. Además, la persona que comenzó con el rumor fue la misma Casey.
—Ajá, ¿y tú quieres que nosotros te creamos? —dijo Louis con evidente sarcasmo.
—Por supuesto, ustedes son mis amigos. Casey le dijo a la enfermera el día que me desmayé que ella era mi novia. Lo dijo para que la dejara entrar, pero estoy casi seguro que la enfermera lo comentó por ahí y alguien la escuchó.
Ahí sí le creían, su teoría era razonable, aunque aún le encontraban cierto fallo a lo que les decía Niall.
—¿Y qué harás cuando Casey se entere? —le preguntó Louis.
—Nada, porque esta tarde le pediré que sea mi novia.
Zayn se atoró y tuvo que respirar despacio para no volverse a ahogar.
—¿Tú harás qué?
Niall no estaba de humor para repetirlo de nuevo, así que se levantó del banco y se apartó sin decir ni una palabra más. Si sus amigos no creían en él, los sorprendería cuando llegara de la mano de Casey.
(…)
No había hecho nada productivo en el día. Por la mañana, Niall le había enviado un mensaje diciendo que la iría a visitar otra vez en la tarde para llevarle los deberes. No mencionó nada extraño sobre desmayarse, así que suponía que Liam se estaba controlando para no hacerle nada. O simplemente estaba investigando, ignorando la presencia del rubio en el mismo establecimiento.
Se sentía raro saber que Niall posiblemente estaría pensando en ella en ese momento, porque ella no dejaba de pensar en él en todo el día. Trataba de aparentar que no le sucedía nada, que la corteza de frialdad seguía allí. Pero no se podía engañar, la dulzura de Niall la estaba volviendo loca.
Agradecía estar sola, Liam la estaba desesperando un poco rondando de aquí para allá sin parar de quejarse, diría que hasta le resultaba molesta su compañía. Pero no lo haría, seguro que sólo estaba molesto por lo de Niall.
En la tarde, cuando sonó el timbre de su casa, esperó ver a los chicos reunidos frente a ella u ocultos otra vez entre los arbustos, mas lo único que vio fue el resplandor de los ojos más hermosos del mundo.
—¿Y los demás? —le preguntó, dejándolo entrar.
—Vine solo, ¿te molesta? —Casey negó con la cabeza y cerró la puerta.
Era la primera vez que se sentía tan nerviosa junto a Niall, intentó que la indiferencia volviera a ella, que demostrara que nada la afectaba. Sin embargo, no lo consiguió. Ya sabía que le gustaba a Niall y él ya sabía que a ella también.
—¿Y? ¿Dónde están los deberes? —inquirió, con una risa tonta.
—Aquí… —sacó tres cuadernos de su mochila y se los entregó a Casey. Después de eso se sentaron en el sofá y se quedaron en silencio.
No sabían que decir, los nervios les jugaban en contra.
—¿Cómo va eso de la candidatura?
—Aún no he descubierto nada —ella asintió y el silencio volvió a reinar.
“Esto es tan estúpido, parecemos los típicos adolescentes enamorados y nerviosos” pensó Casey.
Empezaba a extrañar los comentarios sarcásticos de Liam, también su capacidad para hacer que Niall se desmayara en situaciones incómodas.
—¿Ya tienes el vestido para el baile? —Casey se sonrojó al escucharlo. Después de que se confesaran y que le dijera que iría al baile con Louis, Niall le dio un sermón de media hora para convencerla de que al menos bailara una canción con él, aunque fuera sólo una.
Ahora, Niall venía dispuesto a conseguir que las bailara todas con él.
—¿Cómo están los chicos?
—Bien —se limitó a decir el rubio. Miraba con atención los labios de Casey, tenía que hacerlo de una vez por todas.
—Que bue… —y antes de poder terminar la frase, Niall la besó.
Fue suave y dulce, casi irreal. Casey saboreó los labios de Niall por primera vez y decidió que le encantaba. No se separaron hasta que comenzó a faltarles el aire, se alejaron unos pocos centímetros, cada uno con una sonrisa.
Niall no estaba acostumbrado a ver a Casey vulnerable, pero en ese momento la ternura que le provocaba las mejillas sonrojadas y la mirada avergonzada de ella hacia que la quisiera todavía más.
—¿A qué vino eso? —le preguntó ella cuando logró normalizar su respiración.
—Sólo quise besarte —ella asintió y miró hacia otro lado, evitando encontrarse con los ojos de Niall.
—Entonces… venías a dejarme sólo los deberes ¿no?
—Si quieres puedo venir a dejártelos todos los días, no tengo ningún problema —Niall se acomodó en el sofá, acostándose en toda la extensión de este y colocando los pies sobre las piernas de Casey.
—Creo que eso no me molestaría —le contestó ella. Apartó los pies de Niall de un manotazo y se puso de pie—. La visita se terminó, ya puedes irte.
—Aún no acabo.
—Pues yo sí.
No sabía de dónde, pero había recobrado la cordura otra vez.
Había besado a Niall. Se besaron.
El hormigueo en su estómago y en sus labios aún no cesaba y si Niall no desparecía pronto de su vista, caería nuevamente en el lado tierno e irracional de su mente.
—Vamos, Niall. De pie —insistió ella.
—De acuerdo, ayúdame —le dijo él, alzando un brazo para que lo ayudara a ponerse de pie. Ella lo sujetó, pero antes de darse cuenta, Niall la tiró sobre si mismo y ella cayó sobre su pecho.
—¿Qué haces, tonto? —se quejó ella, intentando levantarse. Niall no la dejó y la abrazó para que no pudiera escapar.
Se rio del débil forcejeó que hacía Casey, ¿se suponía que esa era la chica a la que toda la escuela le temía, a la que él temió? ¿Esa hermosa y tierna chica que lo volvía loco?
—No te soltaré hasta que me beses —estaba preparado para recibir una bofetada que lo haría reír, pero en vez de eso consiguió lo que impuso.
Casey dejó de moverse y lo besó con los ojos cerrados, esta vez haciendo que el beso durara más y que fuera más intenso. Pudo sentir la acalorada respiración de Niall, la forma en que el abrazo que la mantenía prisionera se convertía en una caricia sobre su espalda. Todo en Niall le gustaba, desde sus ojos hasta sus manos, la forma en que hablaba y su risa, la manera en que la miraba y sus besos.
Cuando sintió las manos de Niall sujetarla de la cintura, ella puso las suyas sobre su pecho. Estar acostados en el sofá hacia las cosas más fáciles, como el poder recargarse sobre Niall hasta desaparecer toda la distancia que existía entre ellos.
Niall la sujetaba cada vez con más fuerza, como si tuviera miedo de que ella se desvaneciera. De repente, una oleada de calor los embargó. No tenía nada que ver con el calor de verano que tenían ese día, era un calor distinto que desprendían sus cuerpos, algo que los impulsaba a seguir besándose y que los obligaba a mantener el contacto.
Niall quería tocar su piel, esa idea despertó en su cuerpo y en sus manos y no podía hacer nada para detenerla. Antes de poder pensar en ello y recapacitar, ya tenía sus manos bajo la camiseta de Casey, acariciando la piel de su espalda.
Casey estaba igual, pero ella se reprimía un poco más. Sin embargo, cuando sus manos comenzaron a bajar inconscientemente hasta el pantalón de Niall, escucharon que alguien gritaba.
—¿Qué demonios están haciendo?
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Espero que les esté gustando y aunque no se den cuenta yo sé quien mira la pag :D ajajajajaj