miércoles, 4 de julio de 2012

"Así el Amor es más intratable y más tirano para los corazones rebeldes que con aquellos que reconocen su imperio"

Capítulo 9:

"Así el Amor es más intratable y más tirano para los corazones rebeldes que con aquellos que reconocen su imperio"


Las paredes de la escuela estaban plagadas con carteles y afiches de colores chillones con brillantinas y fotografías de las otras dos candidatas para ser coronadas como la reina del baile. Niall no podía caminar de la vergüenza que sentía.
Si antes tenía la mirada de la mitad de la escuela sobre él sólo porque comenzó a hablar con Casey, ahora parecían tener visión ultravioleta y mirar bajo su ropa. Cada movimiento que hacia era analizado, cada palabra que decía era escuchada, odiaba ser el centro de atención. Lo peor de todo es que ahora nadie fingía hacer algo más interesante, no disimulaban. Como si la candidatura de Casey significara una nueva era. Como si eso le ablandara el corazón y de un día para otra se convirtiera en una chica dulce y amable con el mundo.
Niall no supo que le asqueaba más, la idea de una Casey distinta a la que conocía o la insinuación que le hacían los demás al creer que era novio de ella.
Liam no podía estar más de acuerdo con él.
Después de que Louis le diera la noticia, Casey envió a Liam a ver como estaban las cosas en la escuela. A los chicos también se los pidió, Niall no se hizo de rrogar ni por un segundo, estaba encantado que ella confiara en él. Pero Liam podía ver y escuchar cosas que los otros no.
Niall entró a su clase de química, acompañado de Liam. No era divertido ver como el rubio se llevaba la atención que debería estar dirigida a su amiga, pero era su culpa también que hayan suspendido a Casey. Si tan solo se hubiese controlado un minuto más, no habría tocado a Niall para que se desmayara.
—Estúpido Niall, ¿crees que puedes robarme a Casey? No lo harás, ella es mía, es mi amiga desde antes que llegaras, desde hace años… —refunfuñaba Liam en un rincón de la sala.
La clase era una tortura, Liam no podía entender nada de nada. Niall estaba en las mismas, sin Casey para que le explicara que era una reacción ácido-base estaba perdido.
Liam no paró de molestar en toda la hora, botaba los lápices de los demás, le corría la silla para que se cayeran cuando se paraban, borraba las cosas que el profesor escribía. No era tan malo ser invisible.
Cuando se aburrió de atemorizar a la clase, se dijo que era hora de ponerse a investigar. Casey le había dicho que sospechaba que Dylan estaba detrás de todo esto. Lo recordaba: alto, fornido, cabello ondulado y negro, hombros anchos, nariz torcida, ojos azules. El prototipo de chico galán-patán que en una escuela no podía faltar. Se preguntaba que habría hecho Casey para que ese idiota se empeñara en hacerle la vida imposible, sólo sabía que la había tomado desprevenida y que le cortó el cabello a la fuerza. Ahora Casey se encontraba a un kilómetro de la escuela, durmiendo cómodamente en su cama pero con la imagen de Niall en su cabeza. Le desagradaba cuando Casey se ponía a pensar en Niall. Al menos se encontraba lejos y no podría regañarlo por lo que le haría este día a Dylan.
Venganza número uno: Dylan.
—Niall, escuché que Casey está como candidata para ser la reina del baile, ¿por qué? —le preguntó una chica castaña a Niall.
Era Mel, la chica que pensó podría ser amiga de Casey.
Estaba harto de preguntas relacionadas con eso, le exasperaba oír como hablaban sobre ella.
—¿Y por qué debería saberlo yo? —le dijo Niall. Mel lo miró confundida, pensando si decirle o no la razón.
—…Bueno, porque son novios, obviamente.
Si hubiese dicho otra cosa, se habría levantado y saldría de la sala hecho una furia, pero el comentario de Mel lo dejó reflexionando.
Toda la escuela creía que eran novios y él no hacía nada para deshacer el rumor. Seguramente cuando Casey volviera a la escuela lo mataría por no haber hecho nada al respecto. Sin embargo, una sonrisa se formó en el rostro de Niall.
Los rumores no se creaban solos, alguien los divulgaba. Hace dos semanas cuando recién se esparcía la voz, Casey hizo que se detuvieran al instante. Pero ahora volvían a renacer de la cenizas, y la única persona que había dicho que era Casey era novia de Niall era…
—Sí, Mel. Porque somos novios —repitió el rubio. Mel lo miró asustada, una sonrisa boba crecía en los labios de Niall y no dejaba de asentir con la cabeza.
—Ok, si quieres no me respondas —le dijo ella y se apartó.
El timbre sonó y corrió a juntarse con sus amigos. Tenía que contarles sobre la conclusión que había sacado.
Los encontró sentados en el banco de siempre, frente al campo de fútbol.
—¡Chicos, adivinen! —exclamó cuando se sentó entre ellos.
—¿Ya tienes el nuevo cd de Justin Bieber? —le preguntó Harry.
—¿Estás embarazado? —inquirió Louis.
—¿Me amas? —terminó por decir Zayn.
—Sí, no y sí —les contestó Niall—. Pero no es eso.
—Entonces… —le incitó a continuar Harry.
—Casey es mi novia.
La exclamación no se hizo esperar.
—¿Cuándo sucedió eso? A que fue ayer, cuando los dejamos solos —Zayn estaba emocionado.
—En realidad, somos novios, pero ella no lo sabe —los tres chicos se callaron, no entendían que quería decir Niall con eso. Eran novios, pero no lo sabían ¿Qué clase de relación era esa? —. Se los explico: Se corre el rumor de que somos novios, toda la escuela lo cree y me di cuenta de que no podía hacer nada para detenerlo. Además, la persona que comenzó con el rumor fue la misma Casey.
—Ajá, ¿y tú quieres que nosotros te creamos? —dijo Louis con evidente sarcasmo.
—Por supuesto, ustedes son mis amigos. Casey le dijo a la enfermera el día que me desmayé que ella era mi novia. Lo dijo para que la dejara entrar, pero estoy casi seguro que la enfermera lo comentó por ahí y alguien la escuchó.
Ahí sí le creían, su teoría era razonable, aunque aún le encontraban cierto fallo a lo que les decía Niall.
—¿Y qué harás cuando Casey se entere? —le preguntó Louis.
—Nada, porque esta tarde le pediré que sea mi novia.
Zayn se atoró y tuvo que respirar despacio para no volverse a ahogar.
—¿Tú harás qué?
Niall no estaba de humor para repetirlo de nuevo, así que se levantó del banco y se apartó sin decir ni una palabra más. Si sus amigos no creían en él, los sorprendería cuando llegara de la mano de Casey.

(…)

No había hecho nada productivo en el día. Por la mañana, Niall le había enviado un mensaje diciendo que la iría a visitar otra vez en la tarde para llevarle los deberes. No mencionó nada extraño sobre desmayarse, así que suponía que Liam se estaba controlando para no hacerle nada. O simplemente estaba investigando, ignorando la presencia del rubio en el mismo establecimiento.
Se sentía raro saber que Niall posiblemente estaría pensando en ella en ese momento, porque ella no dejaba de pensar en él en todo el día. Trataba de aparentar que no le sucedía nada, que la corteza de frialdad seguía allí. Pero no se podía engañar, la dulzura de Niall la estaba volviendo loca.
Agradecía estar sola, Liam la estaba desesperando un poco rondando de aquí para allá sin parar de quejarse, diría que hasta le resultaba molesta su compañía. Pero no lo haría, seguro que sólo estaba molesto por lo de Niall.
En la tarde, cuando sonó el timbre de su casa, esperó ver a los chicos reunidos frente a ella u ocultos otra vez entre los arbustos, mas lo único que vio fue el resplandor de los ojos más hermosos del mundo.
—¿Y los demás? —le preguntó, dejándolo entrar.
—Vine solo, ¿te molesta? —Casey negó con la cabeza y cerró la puerta.
Era la primera vez que se sentía tan nerviosa junto a Niall, intentó que la indiferencia volviera a ella, que demostrara que nada la afectaba. Sin embargo, no lo consiguió. Ya sabía que le gustaba a Niall y él ya sabía que a ella también.
—¿Y? ¿Dónde están los deberes? —inquirió, con una risa tonta.
—Aquí… —sacó tres cuadernos de su mochila y se los entregó a Casey. Después de eso se sentaron en el sofá y se quedaron en silencio.
No sabían que decir, los nervios les jugaban en contra.
—¿Cómo va eso de la candidatura?
—Aún no he descubierto nada —ella asintió y el silencio volvió a reinar.
“Esto es tan estúpido, parecemos los típicos adolescentes enamorados y nerviosos” pensó Casey.
Empezaba a extrañar los comentarios sarcásticos de Liam, también su capacidad para hacer que Niall se desmayara en situaciones incómodas.
—¿Ya tienes el vestido para el baile? —Casey se sonrojó al escucharlo. Después de que se confesaran y que le dijera que iría al baile con Louis, Niall le dio un sermón de media hora para convencerla de que al menos bailara una canción con él, aunque fuera sólo una.
Ahora, Niall venía dispuesto a conseguir que las bailara todas con él.
—¿Cómo están los chicos?
—Bien —se limitó a decir el rubio. Miraba con atención los labios de Casey, tenía que hacerlo de una vez por todas.
—Que bue… —y antes de poder terminar la frase, Niall la besó.
Fue suave y dulce, casi irreal. Casey saboreó los labios de Niall por primera vez y decidió que le encantaba. No se separaron hasta que comenzó a faltarles el aire, se alejaron unos pocos centímetros, cada uno con una sonrisa.
Niall no estaba acostumbrado a ver a Casey vulnerable, pero en ese momento la ternura que le provocaba las mejillas sonrojadas y la mirada avergonzada de ella hacia que la quisiera todavía más.
—¿A qué vino eso? —le preguntó ella cuando logró normalizar su respiración.
—Sólo quise besarte —ella asintió y miró hacia otro lado, evitando encontrarse con los ojos de Niall.
—Entonces… venías a dejarme sólo los deberes ¿no?
—Si quieres puedo venir a dejártelos todos los días, no tengo ningún problema —Niall se acomodó en el sofá, acostándose en toda la extensión de este y colocando los pies sobre las piernas de Casey.
—Creo que eso no me molestaría —le contestó ella. Apartó los pies de Niall de un manotazo y se puso de pie—. La visita se terminó, ya puedes irte.
—Aún no acabo.
—Pues yo sí.
No sabía de dónde, pero había recobrado la cordura otra vez.
Había besado a Niall. Se besaron.
El hormigueo en su estómago y en sus labios aún no cesaba y si Niall no desparecía pronto de su vista, caería nuevamente en el lado tierno e irracional de su mente.
—Vamos, Niall. De pie —insistió ella.
—De acuerdo, ayúdame —le dijo él, alzando un brazo para que lo ayudara a ponerse de pie. Ella lo sujetó, pero antes de darse cuenta, Niall la tiró sobre si mismo y ella cayó sobre su pecho.
—¿Qué haces, tonto? —se quejó ella, intentando levantarse. Niall no la dejó y la abrazó para que no pudiera escapar.
Se rio del débil forcejeó que hacía Casey, ¿se suponía que esa era la chica a la que toda la escuela le temía, a la que él temió? ¿Esa hermosa y tierna chica que lo volvía loco?
—No te soltaré hasta que me beses —estaba preparado para recibir una bofetada que lo haría reír, pero en vez de eso consiguió lo que impuso.
Casey dejó de moverse y lo besó con los ojos cerrados, esta vez haciendo que el beso durara más y que fuera más intenso. Pudo sentir la acalorada respiración de Niall, la forma en que el abrazo que la mantenía prisionera se convertía en una caricia sobre su espalda. Todo en Niall le gustaba, desde sus ojos hasta sus manos, la forma en que hablaba y su risa, la manera en que la miraba y sus besos.
Cuando sintió las manos de Niall sujetarla de la cintura, ella puso las suyas sobre su pecho. Estar acostados en el sofá hacia las cosas más fáciles, como el poder recargarse sobre Niall hasta desaparecer toda la distancia que existía entre ellos.
Niall la sujetaba cada vez con más fuerza, como si tuviera miedo de que ella se desvaneciera. De repente, una oleada de calor los embargó. No tenía nada que ver con el calor de verano que tenían ese día, era un calor distinto que desprendían sus cuerpos, algo que los impulsaba a seguir besándose y que los obligaba a mantener el contacto.
Niall quería tocar su piel, esa idea despertó en su cuerpo y en sus manos y no podía hacer nada para detenerla. Antes de poder pensar en ello y recapacitar, ya tenía sus manos bajo la camiseta de Casey, acariciando la piel de su espalda.
Casey estaba igual, pero ella se reprimía un poco más. Sin embargo, cuando sus manos comenzaron a bajar inconscientemente hasta el pantalón de Niall, escucharon que alguien gritaba.
—¿Qué demonios están haciendo?


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Espero que les esté gustando y aunque no se den cuenta yo sé quien mira la pag :D ajajajajaj 

martes, 3 de julio de 2012

"Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas" 3/3


Capítulo 8: Parte 3/3
"Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas"

— ¡¿Qué le has hecho?! —gruñó el profesor, acercándose con cierta amenaza en su rostro. Era uno de los maestros que odiaba a Casey por considerarla arrogante. 
Ella no podía moverse, dirigía la mirada entre el pálido rostro de Niall y la figura evanescente de Liam. Algo le había hecho él al rubio.
“¿Qué le hiciste? Por favor, dime que no está muerto” pensaba desesperada.
Pero no recibió respuesta. Eso la asustó aún más.
— ¡Respóndeme Whitmore! —el grito del profesor la hizo volver a la realidad. 
—Yo no fui, sólo se desmayó —le dijo Casey, al borde de las lágrimas. Sus compañeros la observaron impresionados, no era el momento para levantar una pared y esquivar las miradas de los demás, Niall necesitaba ayuda y era inevitable no esconder sus emociones.
—Una semana suspendida, Whitmore. Ahora, ustedes dos —señaló a unos chicos robustos que estaban sentados—, lleven a Horan a la enfermería.
Los chicos levantaron a Niall, uno lo afirmó de los brazos y el otro de las piernas. Salieron de la sala, seguidos por el profesor.
En cuanto la única persona con autoridad se retiró, Casey se sintió como si estuviera en medio de una manada de lobos.
— ¿Qué te hizo él? Era amable contigo —le dijo un chico.
—Ni siquiera debió haberte hablado, eres una loca —contraatacó otro de sus compañeros. 
— ¡Una psicópata!
Toda la fuerza, todo el odio desapareció. Casey estaba indefensa, no era capaz de responderle los insultos, no podía cubrirse los oídos y dejar de escuchar.
Ellos tenían razón.
Liam sabía que se había excedido, los pensamientos de Casey eran alarmantes. Era como nadar contra la corriente, contra un mar de ideas. Chocaba con una, luego con otra y no alcanzaba a leer ninguna. Así que no supo que iba a hacer su amiga cuando se levantó, agarró su mochila y se fue corriendo del salón.
Casey corrió sin saber a dónde ir, sólo quería alejarse de las cortantes palabras de sus compañeros.
Cortantes.
Eso era lo que necesitaba. Eso calmaría la culpa.
No lo había hecho desde que comenzó a hablar con Niall, pero ahora era un caso especial.
Apagaría la agonía.
Se encerró en los baños y echó el cerrojo a uno de los cubículos, no llevaba ninguna navaja, aunque una tijera serviría.
Después de encontrarla en medio del desorden de su mochila, respiró hondo y oprimió el filo de esta contra su piel. No sucedió nada, sintió un leve ardor y apareció una línea roja por donde pasó la tijera, pero no sangró.
Debía aplicar más fuerza.
Un hilillo de sangre descendió por su brazo a la segunda vez, podía sentir como todas las preocupaciones se iban con ella.
Corrió más sangre al cuarto corte, después del sexto vio que las baldosas del baño estaban manchadas de sangre. Pasarían desapercibidas en un baño de chicas.
—Detente —escuchó de pronto.
Liam estaba sentado a su lado, en el suelo. Ya no se veía peligroso, incluso esa mirada tierna y preocupada había vuelto a sus ojos. Eso le recordó a Niall.
— ¿Es por él? —inquirió Liam, leyendo los pensamientos de Casey.
Ella negó con la cabeza y sonrió, alzando la cabeza al techo para no ver como la sangre chocaba contra el suelo.
—Al principio… por ti —le dijo ella luego de unos segundos—. Ahora… creo que es por mí. Soy una mala persona.
—No, no lo eres —Liam se acomodó y la abrazó. Ese frío que caracterizaba su tacto envolvió a Casey, doliéndole más que antes. Ella tembló y Liam tuvo que soltarla si no quería matarla.
— ¿Por qué cada vez que te toco comienzo a sentir frío?
—Porque estás tocando a la muerte —le respondió él, con la voz apagada.
Liam la ayudó a secar la sangre y a vendar los cortes. 
Casey lo miró y comenzó a llorar.
¿En qué estaba pensando? Liam estaba muerto, nunca sería igual que antes. 
Ella tenía 17 y su amigo seguía con la apariencia que tenía a los 14, era triste saber que cuando ella fuera anciana, el fantasma de él estaría ahí merodeando.
Liam le secó las lágrimas y la volvió a abrazar. Esta vez duraron más.
—Sé lo que piensas, pero no te preocupes. Ahora, debes aparentar que todo está bien —Casey se limpió el rostro y se maquilló con delineador negro mientras Liam limpiaba la sangre del piso.
— ¿Qué le hiciste a Niall? —insistió ella otra vez.
—Lo toqué, es un debilucho. Tú resistes, él en cambio cayó de inmediato.
—Pero estará bien, ¿cierto?
Liam hizo una mueca y asintió.
—Lo estará, lamentablemente.
Eso la tranquilizó un poco. Al menos Niall no había sufrido daños, aunque todos pensaran que ella le había hecho algo.
—Iré a verlo —dijo de repente.
Liam suspiró y no reclamó, no era el momento más adecuado para criticar a Niall, su amiga estaba preocupada y sus comentarios sólo lograrían que ella se sintiera peor.
Cuando estaba por entrar a la enfermería, sonó el timbre. Casey se apresuró entrar antes de ver a sus compañeros de clase. 
Había tres camillas, dos vacías y la que estaba al lado de la ventana ocupada por Niall. Se veía sereno, con los ojos cerrados y la respiración acompasada.
Casey acercó una silla que encontró al lado de un estante con remedios y se sentó a su lado.
—Niall, despierta… —susurraba en su oído.
Liam se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared, la escena le habría causado nauseas, si es que las hubiese podido sentir.
—Despierta… idiota, no hagas que me preocupe por ti —siguió susurrándole. 
La puerta se abrió y la enfermera del colegio entró. Se quedó mirando a Casey y la forma en que estaba inclinada al lado de Niall.
— ¿Eres la novia? Se pondrá bien, sólo le bajo la presión y se desmayó, despertara dentro de poco —Casey no le dijo nada, tal vez si le decía que no era su novia la echaba.
Y tal como lo dijo la mujer, Niall comenzó a abrir los ojos de a poco. La luz lo cegó por unos segundos, pero en cuanto recuperó la vista, se encontró con la sonrisa de Casey.
¿Acaso estaba soñando?
— ¿Casey? —ella volvió a sonreír y Niall hizo lo mismo en un acto reflejo.
—No, soy Sherk —Niall rio fuerte, al parecer Casey estaba de buen humor, aunque no entendía que había pasado.
— ¿Qué sucedió?
—Te desmayaste —Liam abrió la boca para agregar algo más a lo que dijo Casey, pero la cerró y prefirió omitir los comentarios acerca de la debilidad del rubio.
—Y ahora tendrás que andar despacio si no quieres hacerlo de nuevo —dijo la enfermera, cuya presencia había sido ignorada olímpicamente.
Ambos chicos rieron, pero Casey hizo una mueca cuando chocó su brazo contra el borde de la camilla. 
La enfermera la miró con suspicacia, con eso bastaba para saber que algo andaba mal con esa chica, tantos años trabajando allí hacían a sus ojos unos expertos para detectar chicos con problemas.
—Déjame ver tu brazo, cariño —le dijo la enfermera, pero Casey se apartó y escondió su brazo tras su espalda.
—No pasa nada, me golpeé, eso es todo —pero Niall también se dio cuenta y la agarró del brazo. Casey gritó y eso hizo que Liam se enojara.
¿Acaso tenía que hacer que Niall le diera un infarto para que dejara tranquila a Casey?
Caminó furioso hasta el lado de Niall, esta vez lo mataría, esta vez lo haría de verdad.
— ¡NO, LIAM!
Silencio.
El grito de Casey había hecho que Niall la soltara y que la enfermera diera un paso atrás.
Liam se detuvo a un centímetro de Niall y Casey tenía los ojos abiertos por la impresión.
Era un desastre, simplemente un total y fracasado desastre.
Pero la enfermera se recuperó y cuando Casey estuvo distraída la agarró del brazo y le levantó la manga.
—Ya veo a que Liam te refieres —le dijo la mujer, examinando la profundidad de los cortes—. Eras la amiga del chico que se suicido —abrió las puertas del estante y de allí sacó una vendas y desinfectante. Obligó a Casey a sentarse otra vez y empezó con la tarea de limpiar las heridas—… Pero cortarte no lo traerá de vuelta.
— ¿Qué sabe ella? —bufó Liam. Estaba más calmado, tendría que aprender a controlarse, sin embargo, la rabia era más fuerte que él. 
Niall estaba vivo y podía conversar con Casey de lo más normal, podía tocarla sin dañarla. Él, en cambio, no era nada. 
Tenía que hacer algo al respecto, pero no dejaría que Niall le robara a su mejor amiga.
—No lo hagas más… —murmuró Niall, incorporándose en la camilla. Se afirmó con los codos para sentarse, pero la cabeza comenzó a darle vueltas y tuvo que tirarse para no caer.
Casey ya estaba harta de aparentar ser ruda cuando en realidad se quejaba como una niñita llorona. Niall la estaba ablandando.
—Escucha a tu novio, tienes muchas cosas por las que vivir… —decía la enfermera, pero Casey la interrumpió.
—No estoy intentando suicidarme —le dijo. 
La enfermera hizo como que no había escuchado nada y siguió vendando su brazo. 
Cuando ella los dejó solos, Niall levantó una ceja y la miró divertido.
Desde hace dos semanas se había dado cuenta que caería enamorado de Casey, desde hace dos semanas no encontraba la ocasión para hablarle, mas ahora estaban solos.
O al menos esos creía él.
— ¿Novios? —inquirió.
—No me dejaría entrar si le decía lo contrario —Niall le creyó, aunque prefería pensar en otra versión de los hechos.
Liam leyó el pensamiento del rubio y no evitó soltar una carcajada.
—Casey, le gustas —logró decir entre la risa que le provocaba esa idea.
“¿Acaso tiene eso algo de malo?” pensó ella.
—Es que… jajaja, no con él —dijo Liam. 
A Casey le gustaba ver sonreír a su amigo, aunque no a costa de Niall.
—Bueno, ¿y qué si a mí también me gusta? —le dijo ella.
“Dime que lo pensé”
Liam se calló y tanto él como Casey miraron a Niall. 
“Por favor, dime que lo pensé”
— ¿Quién te gusta? —le preguntó Niall, sin entender de que estaba hablando.
“Lo dije”
—Cálmate, sólo dile que te gusta el chocolate —comentó Liam, pero Casey no lo escuchó.
Casey dudó unos segundos, hasta que al fin se decidió.
—Tú.
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Bueno, por hoy termino. NO MENTIRA!! 















Casey esperó a que Niall le contestara, que le dijera algo, algún comentario, alguna expresión de asombro o al menos un desprecio, pero no recibió nada por parte del rubio, ya que yacía inconsciente sobre la camilla. Otra vez.
— ¡Liam! —exclamó enojada. Le había costado reunir bastante valor para hacer esa confesión y una pizca de impulsividad, e iba Liam y dejaba inconsciente a Niall.
Liam tenía su dedo –un solo dedo- sobre el brazo de Niall, lo rozaba y el tacto era casi imperceptible, aunque eso fue suficiente para que él volviera a caer desmayado.
— ¿Por qué lo hiciste? ¡Y justo ahora! —se quejó Casey. Su amigo siguió con el semblante sombrío y culpable, ella aún no comprendía que lo hacía por su propio bien.
—Tú no entiendes, al final te ibas a arrepentir, estoy seguro —le explicó de la forma más tranquilizadora que pudo, pero su voz denotaba que estaba exaltado y nervioso por la posible catástrofe que pudo haber ocurrido si no se apresuraba en tomar medidas. Fue un alivio que leyó el pensamiento de Casey antes de que ella hablara.
—Pero no es tú asunto —le replicó ella.
—Claro que lo es, eres mi mejor amiga y debo velar por tu futuro —Casey pensó que era hipócrita por parte de Liam decirle eso, pero se ahorró el mal rato y se tragó el comentario, terminarían peleados y cabía la posibilidad de que Liam se fuera. Esta vez para siempre.
Sin embargo, y para su mala suerte, Liam escuchó cada una de las palabras que pensó. Tampoco dijo nada al respecto, era mejor dejar las cosas así.
—Bueno… ¿en cuánto tiempo despertara? 
— ¿Quién despertara? —escuchó de pronto. La pregunta se había respondido sola con esas palabras.
“No fue demasiado tiempo” Pensó Casey.
—Sólo lo roce con un dedo, tampoco exageres —le dijo Liam, recalcando el hecho que Niall era un debilucho, desde su perspectiva.
—Tú, te desmayaste de nuevo —le contestó ella a Niall, en un tono suave y dulce que a Liam se le hizo empalagoso. De repente podía imaginárselos como pareja y era la peor visión del mundo.
—Es que… —Niall no sabía porque se había desmayado otra vez, pero se hacía una pequeña idea del por qué, aunque le daba vergüenza decirla en voz alta.
—No importa, seguro te bajó la presión una vez más y como todavía estás débil…
—Dijiste que yo te gustaba —y la interrupción de Niall hizo que hasta Liam se sorprendiera. 
¿Cómo era posible? Él vio como se desmayaba en el preciso momento en que Casey abría la boca para hablar.
—Eso… —murmuró Casey. Sintió como las mejillas se le teñían de rojo, no le sucedía eso desde que tenía ocho años.
“Oh por Dios” Pensó.
— ¿Quieres que lo duerma otra vez? —inquirió Liam, reprochándole con la voz en la cual se podía descifrar lo que en realidad quería decirle: “Te dije que te ibas a arrepentir”.
“No, yo me las arreglo”
— ¡Dije que me gustaba el chocolate! —exclamó, con una risa histérica que delataba la mentira.
Niall habría jurado que se le confesó, pero sería mejor creer que su mente le jugó una mala pasada, de lo contrario, si insistía, Casey lo golpearía y ahí de verdad quedaría inconsciente.
—Oh, era eso… —murmuró el rubio, decepcionado. Casey lo notó y se mordió el labio con nerviosismo, sentía las ganas de gritarlo pero tenía que contenerse. Liam estaba en lo correcto, al final acabaría por arrepentirse.
—Sí… tú… no… —“me gustas, tú me gustas y mucho” —, tú no…—“me encantas, eres el chico más dulce, simpático y encantador que he conocido después de Liam, pero tú me gustas, me gustas, me gustas…”—. Eso.
—Tienes que decirle que no te gusta, por tu bien —le dijo Liam. El pensamiento de Casey fue tan potente y latente que era como escuchar gritos. Su amiga estaba enamorada del rubio ese y él no estaba dispuesto a dejar que ellos estuvieran juntos. Él no era para ella. 
—Tú no… —pero las palabras no salían de su boca, no podía continuar la oración sin sentir un nudo en la garganta que le impidiera dejar su sentencia de odio por parte de Niall.
—Casey, tú me gustas —escuchó de repente. 
De todos los silencios que había tenido con Niall, este era el peor. Sus palabras fueron casi palpables, como si flotaran en el aire con múltiples colores y ella pudiera agarrarlas. 
—Repítelo… —dijo ella, para asombro de Niall y Liam, que no había movido su cuerpo espectral en todo lo que demoró Casey en hablar.
Niall pareció desconcertado, pero pronto comprendió lo que quería Casey.
—Tú me gustas —volvió a decir, con una sonrisa y un sonrojo visible en toda su cara.
Los ojos de Casey brillaron, a Niall eso le pareció lo más hermoso que haya visto en su vida. Casey le había correspondido, no fue necesario que dijera nada para saberlo. Y eso lo hacía completamente feliz, porque después de muchos amores fallidos, al fin había encontrado a la chica correcta. Complicada, de mal humor, con carácter y agresiva, pero así le gustaba y no la cambiaría por nada.
—Tú también me gustas, Niall —y ese fue el final feliz que a Niall le hubiese gustado para su historia con Casey. Sin embargo, ella hizo una mueca en vez de una sonrisa y agregó algo más—: Me gustas, pero iré al baile con Louis.
— ¡¿Qué?!
(…)
—Deja de sonreír, no lo hagas, te lo advierto: una sonrisa y un suspiro de enamorada más y quemo la casa —le gruñía Liam a Casey.
Ella había estado de buen humor el resto del día e incluso no atormentó a nadie después de la escuela. La suspensión que le dio el maestro antes no era ningún problema, era más un regalo que un castigo, mas ahora deseaba ir a la escuela al otro día sólo para encontrarse con la mirada de Niall.
—No sé qué te está sucediendo, antes no eras así. Pareces una niña tonta enamorada —le reclamaba Liam, sentado en el suelo del living.
—Eso es lo que soy, Liam —le dijo ella, sin ningún tono de enfado o irritación.
Liam sabía que esto acabaría mal, no era buena idea que Casey terminara profundamente enamorada de Niall, las historias de amor nunca acababan con un final feliz, al menos no en la realidad. Él era un ejemplo y su amiga lo ignoraba.
—No me estás escuchando, esto está mal.
—Sí, tienes razón. Tal vez pueda cambiar de pareja con Louis, él quería ir con Emma, no creo que le moleste —le respondió Casey. Tenía un aire de soñadora recostada en el sofá más grande cambiando los canales de la televisión sin siquiera mirarla.
—Por Dios, estás como Katty —y eso la hizo volver a la realidad. Liam tenía razón, parecía una estúpida. Esto la estaba afectando más de lo debido.
—Lo siento, me dejé llevar —se disculpó.
—No me había dado cuenta —refunfuñó él, exagerando el sarcasmo en sus palabras—. Sólo te dijo que le gustabas, no dijo que te amaba ni te pidió que fueran novios, piensa Casey, él puede cambiar de idea rápidamente —todo era verdad, Niall sólo le había dicho eso –aparte del grito que pegó en cielo al saber que la chica que le gustaba iría con uno de sus mejores amigos al baile- y no era suficiente como para crearse tan altas expectativas.
—Sí, tienes razón. Debo pensar en frío… —Liam asintió y sonrió, al fin lo estaba entendiendo—… es que sus ojos son tan hermosos, y su sonrisa…
Casey suspiró y Liam cerró los ojos para no imaginar a su amiga de la mano de Niall, dedicándose miradas cómplices de amantes.
—Me rindo, enamórate si quieres, pero después no reclames si él te rompe el corazón.
—No seas tan pesimista, Liam.
— ¿Pesimista? Soy realista, Cass. Mira como terminé yo por enamorarme de la persona equivocada. Si quieres acabar como yo sólo trae la navaja que hay en la cocina y aceleramos el proceso, unos cuantos cortes en el lugar exacto y podremos espantar personas por el resto de la eternidad.
Liam estaba exasperado, sólo cuidaba de ella. No quería que cometiera el mismo error que él.
Casey se quedó muda, en todo este tiempo había olvidado que Liam estaba muerto y que era un fantasma –o algo parecido a uno-, ella creyó que continuarían sus vidas como si nada hubiese ocurrido. Pero ya se daba cuenta que no, que el péndulo de la muerte siempre estaría sobre ellos.
—Liam, yo…
—Sólo prométeme una cosa, no te enamores… él te puede gustar y todo lo demás, pero no te enamores. Por tu bien.
Ella asintió, no muy segura de poder cumplir su promesa, al fin y al cabo uno no podía controlar de quien enamorarse.
—Así que te suicidaste por Katty —murmuró Casey. 
No habían hablado de eso, ella no se atrevía a sacar el tema a conversación, temía que Liam se enfadara y que no le dijera nada.
—Algo así —le contestó él. No quiso indagar más en el tema, prefería dejarlo como un misterio a descubrir la verdadera razón del suicidio de Liam y sufrir por eso.
—Ok, iré a hacer la cena —dijo Casey.
Se levantó y se dirigió a la cocina, allí sacó un paquete de lasaña y salsa de tomate de la alacena y un pedazo de queso del refrigerador.
Hizo la cena y se sirvió para cenar en el living viendo televisión, Liam le dio unos cuantos consejos más acerca de cómo tenía que comportarse con Niall y que no se dejara humillar ni “manosear” por él.
—Liam, él no es de esos chicos.
— ¿Cómo lo sabes? —Casey se quedó callada, por supuesto que no lo sabía, pero algo en Niall hacía que depositara toda su confianza en él.
Al día siguiente, se levantó a las diez de la mañana y desayunó un café bien cargado para quitarse el sueño. Su madre no había llegado anoche y la traía sin cuidado, no era la primera vez que no llegaba a dormir.
A eso del medio día, cuando terminó de asear la casa, recibió un mensaje a su celular.
“Te guardaré los deberes de la clase de Química, ¿te molesta si voy a tu casa esta tarde a dejártelos?”
Era de Niall.
Le había dado su número de teléfono en día anterior, justo después de unas risas incómodas y miradas avergonzadas después de confesarse.
“Claro, aquí está mi dirección…”
Le mandó el mensaje y no dejó de sonreír en todo el día hasta que sonó el timbre diez minutos después de la salida de clases.
Liam ya no estaba tan preocupado, estaba alerta pero no paranoico.
Casey abrió la puerta expectante, pero ladeó la cabeza confundida al ver a Louis frente a ella.
— ¿Qué haces aquí? —le preguntó, en el tono desentendido y abrupto que utilizaba siempre.
—No te alegras de que haya venido —dijo, más como una afirmación que como una pregunta—. ¡Chicos, se los dije, no quería que viniéramos!
Y de entre medio de los arbustos que había en el jardín, algunas hojas se removieron y  salieron Niall, Zayn y Harry. 
Liam gruñó, no esperaba ver de nuevo a esos chicos desde el incidente en la sala de archivos, pero ahí estaban: contentos y dispuestos a entablar una amistad con Casey.
A Niall no lo soportaba, mas lo tenía que aprender a aceptar. Sin embargo, a sus amigos era demasiada tolerancia.
“Compórtate” pensó Casey, adivinando lo que pasaba por la cabeza de su amigo.
—Lo intentaré —se limito a decir.
— ¿Cómo está la futura reina del baile? —le preguntó Louis en forma de saludo.
—No bromees, idiota.
—No estoy bromeando, hoy salieron los nombres de los “príncipes” y “princesas” y entre ellas estabas tú. Niall casi se cayó de su silla cuando lo escuchó, en realidad, toda la escuela se fue hacia atrás al enterarse.
Y Casey estaba a punto de sentir lo mismo si es que no se hubiese afirmado del marco de la puerta y de un brazo de Louis.
¿Ella? ¿Cómo candidata? Tenía que ser una broma.
Y sólo se le venía a la cabeza un nombre, una persona que haya sido capaz de enfrentarse a ella.
—Dylan…
— ¿Cómo dices? —inquirió Louis.
—Nada, ya arreglaré ese asunto del baile.
“Liam, prepárate. Se adelantaron los planes, misión “arruinar el baile de bienvenida” comienza ahora”
Liam sonrió con malicia, al fin algo de acción.
—Como órdenes, Cass.
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Ahora si :D jajajaj Nos vemos mañana, espero que les guste <3

"Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas" 2/3


Capítulo 8: Parte 2/3
"Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas"

—La cinco es la B, la seis la A y la siete la D —le decía Liam a Casey. Estaba en medio de un examen de Historia y no se le daba muy bien recordar fechas importantes dentro de la Historia Universal. Liam estaba viendo el examen de un chico listo de la clase y le decía las respuestas a ella.
Al principio Casey se había negado, pero era una oportunidad única sin mencionar que Historia no era una de sus asignaturas favoritas.
—La segunda Guerra Mundial comenzó el primero de Septiembre de 1939 —seguía diciéndole. 
Ella lo escuchaba a medias, tenía mitad de su mente concentrada en el examen y la otra mitad clavada en Niall, quien estaba sentado al otro extremo del salón con la mirada en el reloj que había arriba de la pizarra. Él ya había terminado de responder y ahora sólo le quedaba esperar a que sonara el timbre.
—Casey, ¿me escuchaste? —ella dio un pequeño salto sobre su asiento y miró a Liam. Él le había dicho que esas eran todas las respuestas y que ya podía entregar su examen. Casey asintió y se levantó para dejar la hoja sobre el escritorio del profesor.
Habían pasado dos semanas desde que Liam entró de nuevo a su vida. Ahora podía ir a la escuela junto con su mejor amigo y ya no le importaba tanto lo que pensaran lo demás. A excepción de Niall, que por más que intentaba de convencerse de que él era un idiota como los otros, no lograba quitárselo de la cabeza. Muchas veces Liam le preguntaba que tenía ese chico de especial, pero ella no era capaz de contestar.
—Deja de pensar en él, deberías pensar en algo más interesante —bufó Liam, sentándose sobre la mesa de Casey. Le dedicó una mirada amarga al rubio y siguió hablando—. Tú misma lo has notado, no ha intentado hablar contigo en estas dos semanas… y tú creías que él era diferente —gruñó.
Casey resopló y guardó silencio, de todas formas no podía hablar hasta que todos terminaran sus pruebas.
—Es que míralo, ¿de verdad te habías fijado en él? Puedes encontrar a alguien mejor en cinco minutos —Liam ya la estaba irritando. Amaba tenerlo de vuelta y no lo cambiaría por nada del mundo, pero durante esas dos semanas no había parado de criticar a Niall, cosa que estaba molestando en serio a Casey.
“¿Te puedes callar aunque sean cinco minutos?”
—Genial, ahora te enojas conmigo cuando la culpa la tiene él por entrometerse en tu vida —reclamó Liam. 
Se había equivocado. Niall y Liam no hubiesen sido grandes amigos jamás.
El timbre sonó y todos se pusieron de pie para irse a su clase siguiente.
Casey observó como Niall ordenaba sus cosas, no podía apartar la mirada de él. De un momento a otro, Niall se volteó y se encontró con la mirada de Casey, ella miró hacia otro lado y tomando sus cosas se apresuró en salir. Liam la siguió, ignorando la intensa mirada que Niall le dedicaba a ella.
— ¿Qué fue eso? —le preguntó Liam, mientras traspasaba a los estudiantes que caminaban por el pasillo.
—Nada —le dijo ella.
Los rumores acerca de Casey y Niall juntos habían terminado al otro día después de que apareció Liam. Otra vez tenía a la escuela atemorizada y nadie se atrevía a mirarla por más de cinco segundos, a excepción de Dylan que seguía gritándole insultos. Liam le había prometido vengarse en cuanto tuviera la oportunidad.
— ¡Casey! —escuchó de repente, cuando comenzó a cruzar el patio para llegar a su otra clase. Giró y vio a Louis corriendo hacia ella. Por un momento había pensado que era...
— ¿Quién es él? —inquirió Liam, algo fastidiado. Odiaba compartir a Casey.
—Un amigo —dijo ella.
Louis se detuvo con la respiración agitada en cuanto estuvo frente a ella, recordó de inmediato a Niall, cuando la persiguió para preguntarle si quería sentarse con él.
— ¿Amigo? —preguntó Liam, ¿de dónde había salido este chico? Se preguntó.
“Es un amigo de Niall”
Eso no le agrado para nada. La última vez tuvo que asustar a Niall y a sus amigos para que no siguieran investigando en sus archivos, pero no había visto a este chico. Tendría que tomar medidas antes de que él le contara algo a Casey. Porque suponía que él sabía algo.
— ¿Qué quieres? —Louis le sonrió y se acomodó el cuello de su playera.
— ¿Quieres ir al baile conmigo? 
— ¡No! —gritó Liam, pero Louis no lo pudo escuchar.
—No, gracias. No está en mis planes asistir a esa cosa donde se reúnen las personas que odio —le respondió ella. Liam suspiró aliviado.
—Vamos, no seas así. Zayn y Harry ya consiguieron pareja, y Niall le pidió prestado el auto a su hermano. 
— ¿Niall irá? —se atrevió a preguntar Casey.
—Sí… invitó a Emma… —Louis hizo una mueca y apartó la mirada. Eso sorprendió a Casey, ya que algo dentro de ella dolió, como si algo se quebrara y la hiciera sangrar. La invitaba y después iba con otra. Igual no podía quejarse, ella lo rechazó…pero aun así seguía doliendo.
—Admito que es un golpe bajo, pero él no sabía nada —dijo Louis. Ella no entendió de qué hablaba ¿acaso también leía sus pensamientos?
— ¿A qué te refieres?
—Es que… yo quería invitar a Emma, pero Niall se me adelantó. Nunca le dije que ella me gustaba, así que no puedo enojarme con él —Casey se mordió el labio. Tenía todo el plan armado para la noche del baile y Liam estaba más que dispuesto a ayudarla, no podía cambiar de opinión así como así. Pero tampoco quería decepcionar a Louis, él le agradaba demasiado.
—Bueno… esto… —estaba incómoda. Se frotó el cuello y miró hacia el lado, Liam estaba callado, esperando a que tomara una decisión—. Está bien, iré contigo.
Louis volvió a sonreír y la besó en la mejilla.
—La pasaremos genial, ya verás —le dijo antes de despedirse.
— ¿Déjame ver si entendí? Le dices al chico que te atrae que no irás con él a al baile, pero sí aceptas la invitación de su amigo… ¿qué te está pasando, Cass?
—Cállate, Liam —le regañó Casey. Lo único malo de tener un amigo fantasma era que no la dejaba sola ni un minuto del día.
Su siguiente clase fue Física. Tuvo que ignorar las quejas de Liam toda la hora, según él esa asignatura no servía para nada. A Casey le gustaba, así que no logró mucho.
— ¿Qué harás con el plan para asustar a Katty?
—Algo se me ocurrirá —le respondió ella, mientras anotaba una fórmula para calcular la velocidad del sonido.
—Digo, no podrás disfrutar mucho del baile con ese chico si estarás camuflando ratas por debajo de las mesas —Casey borró lo que había escrito y miró detenidamente a Liam.
—Entonces hazlo tú, y a mí me dejas a Katty hasta que sea el momento.
—MM.… no es buena idea, si tocara a uno de esos animales, les daría un infarto. Literalmente —Casey se resignó, no sabía qué hacer para que todo calzara a la perfección esa noche. Ahora se arrepentía de haber aceptado.
—Júntense en parejas para un trabajo —dijo de pronto el maestro. Todos se acercaron a sus amigos y se sentaron en parejas. Casey no le dio importancia.
— ¿Puedo sentarme contigo? —escuchó. No tuvo que mirar para saber de quién se trataba.
Ahora que lo tenía a unos centímetros de su lado, quería golpearlo por ser un idiota. Ni siquiera se había dignado a disculparse desde la pelea que tuvieron en su casa.
—No —le respondió con sequedad.
— ¡Oh, ¿te rechazaron?! ¿Duele? Vete de aquí —comenzó a gritarle Liam en el oído al rubio. Niall ni siquiera se inmutó por los incesantes gritos de Liam. Para él, nadie estaba allí.
—Casey, por favor —le suplicó.
—Dije que no.
Niall asintió, pero Casey se dio cuenta de que no se daría por vencido tan rápido. Lo vio caminar hasta el profesor y conversar con él por unos minutos. 
—Dime que no lo hizo —murmuró Liam.
—Whitmore, haz pareja con Horan —señaló el profesor. Sus compañeros guardaron silencio para mirarlos, Niall tomó sus cosas y se sentó al lado de Casey, ordenando sus cuadernos y sus lápices sobre la mesa. Ella intentó no prestarle demasiada atención, pero tenerlo ahí la ponía nerviosa.
—El ejercicio dos me dio 2,4584 ¿cuánto te dio a ti? —le preguntó Niall después de media hora. Casey dudó entre decirle o no, eran un trabajo con nota, así que optó por hacerlo sólo por la calificación.
—3,2.
— ¿Estás segura? —Casey levantó una ceja, ¿de verdad él estaba cuestionando sus conocimientos?
—Lo voy a matar —dijo Liam.
“Cálmate” Pensó ella, mirando de soslayo a Liam.
—Totalmente, lo que sucede… —Casey se inclinó y miró el cuaderno donde Niall había resuelto el ejercicio—, es que aplicaste la otra fórmula.
Niall miró su cuaderno y luego a la pizarra y se sonrojó un poco, borró los números que había escrito en la hoja y volvió a hacerlo, esta vez, dando con el resultado correcto.
—Casey… —ella dejó de concentrarse en la ecuación y se volteó a mirarlo—. Hay algo que quiero contarte.
“No lo escuches” Se decía a sí misma, si él se disculpaba, lo ignoraría.
—Es sobre Liam.
Por un momento, ella creyó que se asfixiaría por dejar de respirar ¿Cómo sabía de Liam? La última vez que hablaron, mencionó algo, pero nunca dijo a que se refería en específico.
“Te cortas porque tu amigo lo hacía” le dijo él esa noche, debió suponer que se refería a Liam.
—No sé de quién me estás hablando —le dijo ella. Instintivamente miró a su lado, Liam estaba en silencio, esperando a que Niall hablara para considerar si empujarlo cuando bajara por alguna escalera.
—Sabes muy bien de quién hablo —contestó el rubio. 
Casey bajó la cabeza y se mordió la lengua, en cualquier momento se descontrolaría si Niall no se detenía.
—Yo me encargó —escuchó decir a Liam. 
Lo siguiente que oyó fue un grito y un golpe contra el suelo. Levantó la vista rápidamente y no supo cómo reaccionar al ver a Niall inconsciente tirado en el piso.
— ¡Casey! —el profesor gritó asustado y se acercó a ver a Niall. Ella seguía sin poder moverse.
“¿Qué hiciste?” le preguntó a Liam.
—Lo necesario —respondió y Casey observó horrorizada como el fantasma de su mejor amigo cambiaba a un ser espectral y atemorizador.
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Ahora subo la tercera parte, hoy va doble :D

lunes, 2 de julio de 2012

"Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas"



Capítulo 8: Parte 1/3
"Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas"

—Louis, por ahí no —le dijo Niall al castaño en voz baja, intentando que no los descubrieran. El plan para investigar cosas relacionadas sobre Liam no estaba funcionando, Louis se había tomado demasiado en serio el papel de detective, Harry se había conseguido un bigote y unas gafas para camuflarse y Zayn estaba tan distraído que chocaba contra cualquier casillero que se interpusiera en su camino. Niall comenzó a pensar que hubiese sido mejor hacerlo solo.
Louis estaba entrando a la enfermería, medio agachado, pegado a la pared con los brazos extendidos, como si el peligro acechara en cualquier instante.
—Que por ahí no es, Lou —volvió a decir Niall. Sería más difícil de lo que se imaginó.
Habían entrado en la dirección, aprovechando que era la salida. La secretaria estaba detrás de su escritorio hablando por teléfono, pero regañó con la mirada a Louis para que cerrara la puerta de la enfermería. 
—Ptss —le dijo Niall a Harry. Él se acercó al rubio con una caminata peculiar que hacía la ilusión de ser casual, en la mente de Harry, porque ante los demás parecía a punto de hacerse en los pantalones.
— ¿Qué sucede, Nialler? —le preguntó con una voz más profunda. Niall se golpeó la frente contra la pared, ¿por qué se le había ocurrido llevarlos?
—Harry, me haces querer matarte —le susurró, irritado y agotado.
—No me digas así, usa nuestros nombres ultra secretos: Hazza, Boo bear y Milk.
— ¿Milk?
—Sí, ya sabes, el apellido de Zayn se parece a la leche —Niall lo miró unos segundos y volvió a golpearse contra la pared.
Louis se les adelantó y se apoyó en el escritorio de la secretaria con la intención de persuadirla con cierta coquetería, Niall, Harry y Zayn lo miraron desde sus posiciones y tuvieron que aguantarse la risa cuando la secretaria se puso colorada y le lanzó un frasquito con clips. 
—Llamaré al director inmediatamente —le amenazó. Se levantó y con rabia fue hasta la oficina del director.
Cuando desapareció, los chicos corrieron hasta su lado, sin comprender que había sucedido.
—No me den las gracias —les decía Louis.
— ¿Gracias? Te pueden expulsar ¿Qué le dijiste para que se pusiera así? —interrogó Niall. Louis sonrió de medio lado, son suficiencia.
—Sólo un pretexto para que dejara de vigilarnos. ¡Qué esperan, vayan a la sala de archivos, nadie los observa! —Harry le dio un abrazo y un beso en la mejilla a Louis y tironeó de los brazos a sus amigos para correr a la sala de archivos antes de que la secretaria regresara. Fue un plan bien pensado por parte de su Boo bear.
Niall comenzó a sentirse nervioso, conocería un poco del pasado de Casey en unos minutos. Ya estaba atrapado, era imposible no preocuparse por esa chica. Él sabía que tenía un problema, no era la primera vez que le sucedía: hace dos años, en Irlanda, se enamoró de una chica llamada Zoey. Fueron necesarios cinco minutos para caer rendido a sus pies. Se sometió a todos sus deseos, a todos sus caprichos, pero nunca llegaron a ser novios ya que ella sólo lo veía como un amigo más. Eso le había dolido, pero lamentablemente era la cuarta vez que le sucedía en la vida. Tendía a ser víctima del amor a primera vista, y siempre con muchachas no correspondidas. Niall tenía claro que no debía encapricharse demasiado con Casey, pero era un poco tarde para auto aconsejarse, quisiera o no en cualquier momento acabaría confesándosele y arruinaría todo. Sólo esperaba que ella no lo lanzara desde el décimo piso de un edificio para estrellar su rostro contra la calle.
—Nialler, es aquí —señaló Harry. Se detuvieron frente a una puerta con una ventanilla de cristal en la cual decía con letras azules “Archivos”.
Niall respiró hondo y giró el pomo. Adentro había tres estantes llenos de archivadores clasificados por año y grado, y al fondo de la habitación, una computadora vieja.
—Deberías comenzar en la computadora, mientras nosotros buscamos en los archivadores —sugirió Zayn. Los chicos asintieron y se dispusieron a trabajar. No sabían cuanto tardaría, sólo esperaban que Louis se demorara lo suficiente como para salir antes de que la secretaria regresara.
Niall encendió el aparato y esperó unos segundos a que iniciara la sesión. Pero se encontró con un problema, necesitaba una contraseña.
—Chicos, me pide contraseña —les dijo.
—Prueba con 1234 —le contestó Harry. El rubio pensó que era una estupidez, pero no perdía nada con intentar.
Y para su asombro, funcionó.
Allí, buscó en los documentos a Liam y no tardó en encontrarlo.
Eran sus datos básicos, como el nombre de sus padres, dirección, teléfono, etc. No era lo más útil del mundo, pero servía más que la información que le proporcionó Louis, quien le había dicho que él sabía algo sobre Liam.
Porque al final, le había dicho algo que ya sabía: “Se llama Liam, y su apellido es Payne”.
Era de esperarse de Louis.
—Niall, encontré su archivo médico —gritó Harry. Niall se acercó hasta él y leyó el papel:
“Físicamente: no tiene alergias, no ha sido operado, no padece ninguna enfermedad grave a largo plazo.
Psicológicamente: Es inestable”.
—Inestable…, pero no mencionan nada más —murmuró Niall.
—Tal vez lo tienen allí —Zayn señaló la computadora y Niall corrió a sentarse en la silla para buscar a que se referían con inestable.
Estuvieron alrededor de diez minutos buscando. La tensión los tenía al límite, se sobresaltaban al más mínimo ruido que hubiera en el pasillo y estaban pendientes por si la secretaria volvía.
— ¡Encontré algo! —exclamó Niall. Era el expediente médico de Liam más detallado.
Niall comenzó a leer y quedó helado al saber la verdad.
—Liam de verdad estaba mal —susurró.
Sin embargo, de un momento a otro, la computadora se apagó. Las luces se apagaron y quedaron a oscuras.
—Harry, ¿qué hiciste? —reclamó Zayn.
—Yo no hice nada —se defendió el rizado. Niall lo hizo callar, había escuchado algo.
—Mar…
Era un sonido silbante, lejano y terrorífico. Los tres se abrazaron con el miedo en sus rostros y de la nada, la pantalla del computador se encendió y mostró la foto de Liam que tenían en los archivos.
—Marche…
Volvió a decir la voz. 
—Creo que me hice en los pantalones —susurró Harry.
— ¡Márchense! —esta vez fue un grito y Niall, Harry y Zayn salieron corriendo de la habitación, dejando atrás al computador que hacía explosión.

Casey estuvo todo el día sentada en el cementerio. No comió ni bebió agua, ni siquiera se levantó para ir al baño.
Estaba segura, cuando la pareja de ancianos estuvo allí, que Liam estaba recostado contra su lápida. Era él.
Y si lo había visto ahí, no se movería hasta que apareciera de nuevo.
Casey sabía que corría el riesgo de estar viendo alucinaciones, tal vez era una señal de que se estaba volviendo loca, pero no le importaba con tal de ver una vez más el rostro de la persona por la que tanto sufrió.
—Liam, por favor… —decía en voz alta.
Dieron las seis de la tarde y no sucedió nada. 
Comenzó a llorar. 
Podía mostrar indiferencia, usar esa máscara para que los demás no descubrieran sus sentimientos, pero era débil. Sólo aparentaba ser fuerte, aunque en el fondo era tan frágil como un cristal.
—Sabes que eso no es verdad —escuchó de pronto. Se limpió las lágrimas y miró a todos lados, desesperada—. Atrás tuyo, Cass.
Lentamente, giró su cuerpo y tuvo que taparse la boca para no gritar.
No salía de la emoción y la sorpresa cuando alzó el brazo e intentó tocarlo, quería saber si era real o sólo un sucio juego que le deparaba su mente. Pero Liam se apartó y rechazó el contacto.
—Aún no —le dijo—. Ahora, límpiate esas lágrimas, odio verte llorar.
Casey le obedeció e intentó quedar lo más normal posible.
—Listo, así te ves mejor.
Liam, era Liam. Actuaba con tanta naturalidad. Estaba tal cual lo recordaba, con su cabello castaño, con su sonrisa. Era él.
—Por Dios, eres tú —exclamó ella, al borde del llanto nuevamente.
Liam sonrió y se sentó a su lado, no podía creerlo, era el momento más feliz de su vida.
—Puede que esto te duela un poco —le susurró él. Casey no comprendió y antes de poder pensar a que se refería, sintió una punzada en su pecho y comenzó a sentir mucho frío.
Pero miró a su lado y se dio cuenta que Liam la había abrazado por los hombros.
“Al menos sé que si siento eso, no lo estoy imaginando” Pensó.
—Tú no estás loca, ya te lo dije —le dijo Liam. Así que Liam podía saber sus pensamientos, lo que significaba que la voz que había estado escuchando desde la noche anterior era suya.
— ¿Eres un fantasma? —le preguntó Casey.
—Algo así.
— ¿Y por qué no te apareciste antes? —le espetó ella, separándose de él. En seguida sintió como la sangre circuló por sus articulaciones y como el calor le volvía al cuerpo.
—Porque sólo hasta anoche regresaste a mi casa.
Casey lo perdonó, no podía enfadarse con él. Ahora en lo único que podía pensar era en como alargar el tiempo y hacer que Liam no se fuera nunca.
—Si eso sucediera, terminarías en un manicomio —dijo Liam. Casey asintió y se apoyó en su hombro, como en los viejos tiempos cuando platicaban sobre sus problemas. El frío se hizo presente de inmediato.
Aún estaba aturdida por la revelación que tenía a su lado, pero en cuanto despertara y se diera cuenta que esto realmente estaba sucediendo, las emociones la traicionarían y se pondría a gritar. De miedo jamás, sino de alegría.
—Pero no te irás, ¿cierto? 
—Jamás, a menos que tú ya no me quieras aquí.
—Entonces estarás siempre a mi lado —a pesar del dolor y que la respiración se le entrecortaba cada vez que hacía más contacto con Liam, lo abrazó. Podía soportar el frío unos minutos, pero la soledad no.
—Me alegra que no te asustes conmigo —le dijo Liam.
—Eres mi mejor amigo, soñé con este momento desde que te sui…
—NO LO DIGAS —le interrumpió Liam de manera brusca. Casey llegó a saltar de la sorpresa.
Hubo un silencio que hizo maquinar la mente de Casey a mil por hora: ¿Qué estaba haciendo? Todas las ideas contradictorias se le vinieron al mismo tiempo, Liam estaba muerto y ella conversaba con él amenamente sobre su tumba ¿Qué tan loco era eso?
—No pienses tan rápido, me revuelves la cabeza —le señaló Liam y se golpeó en la sien.
—Lo siento.
Casey ya no distinguía entre lo que era normal y lo que era extraño, porque de pronto el ataque de realidad la golpeó y se dijo que conversar con un fantasma no era algo común.
—Comprendo que estés tan confundida, tal vez si duermes un poco despejas tu mente.
Casey le dio la razón y se levantó para irse a casa. Liam la imitó y se puso a su lado izquierdo, como siempre lo hacía cuando estaba vivo.
— ¿Los demás pueden verte? —inquirió Casey mientras caminaban hacía la salida, recordando a los ancianos.
—Sólo si yo quiero.
—Perfecto, necesito que me hagas un favor —le dijo ella, ideando un plan reprimido desde hace muchos años.
— ¿Qué quieres que hagas?
—Quiero darle un gusto a tu ex novia —Liam sonrió, esa era la Casey que él conocía.
—Entonces haré que Katty se muera del susto —dijo él.
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Este es DEMASIADO largo, entonces lo corté en tres partes:D Mañana les subo las otras dos <3

domingo, 1 de julio de 2012

"Me es deliciosa un poco de locura cuando recobro a un amigo"


Capítulo 7:
"Me es deliciosa un poco de locura cuando recobro a un amigo"

— ¿Quién anda allí? —preguntó Casey, con el corazón latiéndole a una velocidad alarmante. Había escuchado a alguien, estaba segura. Aunque era imposible porque cuando se volteó para ver quien le había hablado, se encontró con la soledad que inundaba al parque a esas horas.
Habría jurado que escuchó una voz que le respondió. Sin embargo, lo más raro fueron las palabras que oyó.
“En realidad, no tanto…”
Fue como si comentara sobre lo que ella pensó y eso era imposible.
“Me estoy volviendo loca” Se dijo a sí misma, en un intento por controlarse.
Nadie respondió. Sólo había sido su imaginación.
Suspiró cansada y se preguntó donde dormiría. La calle no era segura, podían asaltarla o incluso hacerle algo peor.
Decidió quedarse despierta hasta que el sol saliera para regresar a su casa, su madre salía a trabajar a las nueve. No tenía pensado ir a la escuela, tenía muchas cosas que hacer sin mencionar que no quería ver a Niall o a alguno de sus amigos.
Primero, quitaría las sábanas en la que se revolcó su madre con ese extraño, las juntaría con el CD que pusieron y lo quemaría todo en el jardín. Borraría toda evidencia y recuerdo de esta noche. Segundo, se refugiaría todo el día en el cementerio. Y por último, en la tarde reprimiría todos los deseos suicidas que volaban por su mente. Porque no era la primera vez que se le ocurría hacer lo mismo que Liam para evadir los problemas, la diferencia estaba en que entre ellos, Liam siempre la consideró la más fuerte, y no iba a arruinar la imagen que su amigo se había formado. No lo decepcionaría.
—De eso estoy seguro…
Casey gritó. La voz era de verdad, no la había imaginado. 
La escuchó fuerte y clara, como si alguien estuviera a su lado y mantuviera una conversación con ella. Se dijo que no era buena idea seguir allí, tal vez hubiera alguien escondido o fuera algún borracho gastándole una broma. 
Caminó unas cuadras más y encontró una cabina telefónica. Revisó los bolsillos de su mochila y encontró unas monedas que le servirían.
Se sentía a gusto caminando sola, era como si nadie más existiera salvo ella.
Entró a la cabina y la pequeña pantalla del teléfono que marcaba los minutos de la llamada daba la hora. Eran las tres y media de la madrugada.
Casey pensó que sería imprudente llamar a esa hora, pero de todas formas se arriesgó.
Echó las monedas y esperó. Después de unos segundos escuchando el pitido del teléfono, contestaron.
— ¿Quién es? —escuchó al otro lado de la línea. La voz de su padre sonaba dormida y cansada.
—Soy Casey.
—Cariño, ¿qué haces llamando a esta hora? Deberías estar durmiendo.
—Sí, lo sé. Pero me sentía sola y me dieron ganas de hablar contigo —con la única persona que Casey era dulce y utilizaba un tono de voz agradable era con su padre.
—Bueno, de qué me quieres hablar.
— ¿Cuándo vendrás a visitarme? —Casey prefirió abarcar un tema más trivial, no quería preocupar a su padre diciéndole que lo llamaba desde un teléfono público porque su madre no la dejaba entrar a la casa.
—El próximo fin de semana —le respondió él. 
— ¿Y cuándo podré irme a vivir contigo? —cada vez que hablaba con él, le hacía esa pregunta.
—Cuando cumplas 18, no sé por qué sigues cuestionándote lo mismo —Casey sonrió al lado del teléfono. Cuando fuera mayor de edad, se marcharía a Londres a vivir con su padre y a estudiar matemáticas en alguna universidad. No volvería a ver a su madre nunca más. Ni en su cumpleaños, ni en Navidad, ni para año nuevo. Nunca.
—Te quiero, papá. Será mejor, que cuelgue. Me iré a dormir. 
—Yo también te quiero, hija…—y antes de que él pudiera decir algo más, la máquina anunció que se habían agotado los minutos. Casey cortó y salió de la cabina, daría algunas vueltas por la ciudad hasta que amaneciera.

Niall no supo cómo explicarles a sus padres que Casey se había marchado por su culpa. Les mintió diciendo que se había levantado temprano para ir a cambiarse de ropa a su casa. Costó mucho convencerlos, la noche anterior les dijo que Casey no podía ir a su casa porque se habían metido unos animales y el exterminador se tardaría demasiado en eliminarlos. Las mentiras no eran lo suyo.
Cuando llegó a la escuela, fue directo a encontrarse con sus amigos para contarles lo sucedido. Los divisó conversando amenamente en el patio, sentados sobre unas bancas cerca de la cancha de fútbol.
— ¡Nialler! —gritó Harry en cuanto lo vio. Corrió a abrazarlo y se le tiró encima, algunos chicos se le quedaron mirando por la escena que Harry estaba montando, le gritaba cuanto lo amaba y que había soñado con él.
—Ya, deténganse —dijo Louis, levantándose de la banca para separarlos. Fue inútil, Harry estaba aferrado a Niall — ¡Suelta a mi hombre o tendremos que enfrentarnos en un duelo, Horan!
Niall empujó a Harry, éste cayó al suelo sin parar de reír.
— ¿Por qué estás de mal humor? —le preguntó Harry una vez que se puso de pie.
Niall lo miró con mala cara y resopló. Harry no tenía la culpa, no tenía que descargarse con él.
—Es Casey —respondió.
Los tres fueron hasta la banca, donde Zayn los esperaba con la mirada clavada en una chica que conversaba con otra a unos metros de distancia.
— ¿A quién miras, Zayn? —inquirió Louis, con la clara intención de molestarlo.
—A nadie —Zayn carraspeó y dejó de mirar a la chica, quien ni siquiera se había dado de que era observaba.
— ¿Y? ¿Qué te sucede con Casey esta vez? —Harry se acomodó al lado de Niall y lo miró para darle a entender que tenía toda su atención en él.
—Anoche fue a mi casa y se quedó a dormir —Harry abrió los ojos, Zayn y Louis dejaron de distraerse y se quedaron callados. Niall no dijo nada más, y como los nervios y la curiosidad ya habían picado a sus amigos, no tardaron en protestar para que siguiera contando—. Entonces se enojó y se fue como a las dos de la mañana.
— ¿No hicieron nada? —preguntó Harry, con un deje de perversión en su voz. Niall le dedicó una mirada inocente y le revolvió el cabello.
—Por supuesto que no —le respondió el rubio.
— ¿Por qué se enojó? —inquirió Louis. Niall había notado que cada vez que hablaban de Casey, su amigo se ponía serio y dejaba de bromear, se interesaba tanto por Casey como él y eso le hacía sentir un ligero malestar que provocaba que las manos le sudaran y que un enojo injustificado se acrecentara contra Louis.
Celos.
—No lo sé —mintió Niall. No quería que Louis se enterara de lo había sucedido.
—Entonces, ve a preguntárselo —dijo Zayn, de repente. Todos se giraron a mirarlo y él les sonrió para acabar con la tensión que se había formado.
—No, estaba muy enfadada y temo que no me quiere ver ni en pintura.
—No te amargues, Nialler. Si quieres voy yo a conversar con ella —se ofreció Louis. 
Niall reaccionó enseguida y se puso de pie.
—No, no lo hagas —su voz había cambiado, de un momento a otro ya no era dulce y abatida, sino crispada.
— ¿Qué te pasa, Niall? —Harry estaba tan sorprendido como los demás.
Louis sonrió y abrazó por los hombros al rubio, le besó la mejilla y lo soltó.
—No soy un roba chicas —le dijo Louis, comprendiendo lo que pasaba por la mente de Niall—. Además, yo tengo el ojo puesto en otra personita.
Eso tranquilizó a Niall, no se había dado cuenta que a Louis le gustaba ya una chica, si es que lo era porque de no ser así, seguramente se refería a Harry.
—Lo que pasa es que yo vi como quedó Casey después de que su amigo murió, también me preocupa. La conozco desde que llegó a la escuela de la mano de Liam.
Una luz se encendió en la cabeza de Niall. 
Ahora sabía cómo se llamaba el amigo de Casey, si tenía suerte, habría alguna fotografía y su expediente en los archivos de la escuela. Si lo conseguía, podría ayudarla.
— ¿Cuál es el apellido de Liam? —le preguntó Niall a Louis cuando entraban a la clase de geografía. Harry y Zayn se habían ido a sus respectivas salas en cuanto oyeron el timbre.
Geografía era la única asignatura que compartía con Louis, una suerte ya que lo más seguro era que ahora que él sabía que Niall estaba interesado en Casey, lo molestara toda la hora.
—Payne —le contestó. 
Niall asintió y miró al fondo del salón para ver a Casey. Pero ella no estaba.
Se comenzó a preocupar más de lo debido.
Louis se sentó al lado de la ventana y Niall lo acompañó. El maestro llegó y comenzó a hablar sobre una presentación acerca de la segunda guerra mundial que tenían que organizar para la próxima clase.
Casey no llegó y Niall tenía la sospecha de que eso no era bueno. Cuando estaba sacando su cuaderno para tomar apuntes, vio una bolsa al fondo de su mochila. Estaba aplastada por sus cosas, la abrió y sintió una punzada en el pecho. Era la hamburguesa que le había guardado el otro día a Casey, cuando su jugó se derramó y ella se escapó con la excusa de ir al baño. Ahora sabía porque no quiso quitarse el suéter y porque estaba tan rígida cuando le presentó a sus amigos, Casey no hablaba con muchas personas a menos que sea para insultarlas o pelearse con ellas.
Ese día se sentía lejano, a pesar de que habían pasado unos cuantos. Había tardado unos tres días para darse cuenta de que siempre se sintió interesado por Casey, pero que no sabía nada sobre ella.
—Louis, necesito que me ayudes a buscar información sobre Liam —le susurró Niall mientras escribía lo que el profesor dictaba. Louis asintió con la cabeza y rasgó un pedazo de papel de la parte de atrás de su cuaderno, escribió algo allí, lo hizo bolita y se lo lanzó a Niall.
—Louis, me tienes al lado, no es necesario… —pero el rubio no alcanzó a terminar de hablar, Louis le golpeó la mano, insistiendo en que leyera el papel.
Lo abrió y con letra apresurada decía:
“Será como en una misión especial, seremos detectives. Cuenta conmigo, aunque la mayoría de las cosas me las puedes preguntar antes, se algunos datos que te pueden interesar”
Niall volteó el papel y escribió:
“Ok, digámosle a los chicos”
Se lo lanzó a Louis y cuando él lo leyó levantó el pulgar en señal de aprobación.
Tenía planeado comenzar esa misma tarde, después de clases, la investigación.

Casey veía arder sus cosas con indiferencia.
Consideraba que estaba sufriendo bastante en esos últimos días, exactamente desde que conoció a Niall. 
¿Por qué no podía dejar de pensar en él? Era frustrante tener su mirada en la cabeza.
—Te enamoraste, ¿es eso?
Casey dejó de respirar por unos segundos.
Era esa voz otra vez. 
Era como un susurro, silbante y espectral que le helaba la sangre. Se estaba volviendo loca.
Entonces una idea se le cruzó por la mente:
¿Y si Liam comenzó a escuchar voces y eso hizo que él se suicidara? Después de todo, Casey estaba haciendo lo mismo que él. Se creó una mala reputación, se cortaba los brazos, su vida estaba arruinada… 
— ¡No! —gritó esa voz.
Casey corrió y se encerró en su casa, dejó la fogata encendida en el jardín y el humo gris se elevó hacia el cielo como las nubes de una tormenta.
—No estás loca —dijo nuevamente la voz.
— ¡Cállate! —exclamó Casey, escondiéndose en un rincón, encogida en posición fetal. Se tapó los oídos y cerró los ojos, quería desaparecer a esa voz. Desde la noche anterior oía respuestas acerca de sus pensamientos, era aterrador darse cuenta como de a poco la locura se la llevaba por otro camino.
Estuvo así unos minutos hasta que su corazón se normalizó y bombeó sangre con regularidad, aún podía oír los latidos detrás de sus orejas.
Se puso de pie y se quitó el flequillo que le tapaba los ojos, salió a apagar la fogata antes de que los vecinos se dieran cuenta e iniciaran a hacer preguntas incómodas. 
Después, se fue a dar un baño y se refregó el cabello con agresividad. El estúpido de Dylan se las iba a pagar.
Se vistió con un jeans y una camiseta negra, sacó algo de dinero de su madre y caminó hasta la parada de autobús para ir al cementerio.
Algunas personas la miraron, se decían que esa chica debería estar en la escuela y no vagando por la ciudad. Casey ya estaba acostumbrada a los prejuicios de la gente, mantuvo la frente en alto y los miró con superioridad.
Se sentía vacía, como si fuera un títere que era guiada por un amo, como si no tuviera control de nada. Una tristeza la invadió, parecida a la melancolía. Aunque lo más extraño, era que no la sentía suya, como si ese sentimiento estuviera a su lado.
Compró unas cuantas flores y entró de la misma forma que ayer al cementerio. La paz que siempre sentía al estar allí había desaparecido, por alguna razón era como una desconocida ajena a su entorno.
“¿Qué me está sucediendo?”. Se preguntó.
El cementerio no estaba tan vacío, una pareja de ancianos conversaba a cinco lápidas de la de Liam, una mujer arreglaba unos girasoles gigantes en la tumba de su hija y unos cuantos jardineros limpiaban y podaban el césped.
—Liam, creo que tendré que ir a un psiquiatra. Escucho voces… —dijo Casey cuando se sentó en el suelo y apoyó su espalda contra la lápida. Esa tristeza no se esfumaba—. Más encima, Niall, el chico del que te hable ayer, resultó ser un idiota. Eso me pasa por confiar en las personas equivocadas.
Casey siguió hablando, pero no se dio cuenta de que la pareja de ancianos se acercaba hacia ella con paso lento y calmado. 
Casey alzó la vista cuando ellos le taparon el sol, los ancianos le sonrieron con un ramo de flores en las manos.
— ¿A quién vienen a ver? —le preguntó la anciana. El plural hizo dudar un poco a Casey.
Ella no era de platicar con desconocidos, pero ellos se veían inofensivos, además, había guardias a la entrada.
—A un amigo —le respondió Casey.
—Es muy triste perder a un amigo tan temprano, ¿a qué sí, chico? —dijo el anciano.
Casey los miró por un momento, ¿le había llamado chico?
—Es un dolor indescriptible —dijo alguien.
“¡Es la voz!” Pensó horrorizada.
Casey se puso de pie en un salto y se colocó al lado de la anciana, asustada.
Pero casi se desmayó al ver a quien había llamado “chico” el anciano, allí sentado contra la lápida cerca de donde estuvo Casey.
—Oh, por Dios —exclamó ella.
Es todo por hoy :D mañana les subo otro <3